Hay noticias que me producen escalofríos.
La primera, la misteriosa desaparición de Madeleine, una chiquilla inglesa de 4 años, raptada del interior de un complejo hotelero en el Algarve (Portugal) donde estaba alojada. El sufrimiento de sus padres, de cualquier padre o madre, en una circunstancia parecida es infinito. Cualquier pista puede aliviar su dolor.
La otra noticia es el hallazgo en el interior de un piso de Roses (Empordà, Girona) del cadáver momificado de su antigua propietaria que, al parecer, falleció por causas naturales… hace ya seis años. Me asusta pensar que ningún familiar ni ningún amigo la echara a faltar en tanto tiempo.
En qué soledades vivimos.