La escena puede pasar y pasa en cualquier momento: un coche, furgoneta o camión están aparcados en el carril-bici de una gran ciudad, como Barcelona.
Un ciclista ve cerrado el paso, saca el brazo y se pone en el carril de los automóviles.
Algo más a su izquierda, una agente de la Guardia Urbana, aunque en servicios de oficinas, como indica su Vespa, y no en tareas de tráfico, ve la situación pero no hace nada: pasa del tema.
El ciclista toca el timbre de su bici y ella no hace caso: como si nada. Vuelve a oírse el timbre. Y la agente le hace una seña: a mí no me toca ese trabajo, hombre…
Y la furgoneta, tranquila, con los intermitentes puestos…
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