En numerosas ocasiones, trabajando durante años en el área cultural de mi diario, se cruzó en mi camino el nombre de Bill Viola.
El tipo en cuestión aparecía de tanto en tanto en un museo, en alguna exposición. Y yo, que me consideraba un cinéfilo de pro, no terminaba de entender qué hacía el tal Viola con sus vídeos, eso que se llama videoarte.
En realidad, lo que en un cine o una tele convencional puede resultar raro, aburrido, reiterativo, este individuo lo transforma en una película que sorprende y que encanta a los críticos de arte más modernos.
Ayer le concedieron el 21º Premio Internacional Catalunya por la creación de «una obra artística y técnica, personal y espiritual, mediante el uso del videoarte, del que es pionero», según ha valorado el jurado.
Este es el principal galardón que concede la Generalitat de Catalunya a personas que se destacan por su contribución en el desarrollo de valores humanos, científicos o culturales en todo el mundo. Se entregará el próximo 30 de junio.
Si os apetece ver alguna de sus obras, como la que encabeza estas líneas, en este enlace de Youtube hay varias.
También os dejo el de su propia web y el de la Fundación Paul Getty, que le cita.
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