Leo en alguna parte –creo que lo citaba días atrás mi joven colega Quique Azcona, pero no lo recuerdo ahora– una referencia a un artículo de Rafael Aleixandre-Benavent y Antonia Ferrer-Sapena, del pasado 4 de agosto, sobre ¿Qué nos aportan las redes sociales?
Interesante y bastante extenso, en una parte del estudio citan a Kevin Kelly, cofundador de la famosa revista Wired.

Para quien no conozca la publicación, la Wikipedia la describe así:

«Wired es una revista mensual americana que existe desde 1993 y también un sitio web, de noticias. Trata de reflejar la manera en que la tecnología afecta a la cultura, a la educación, a la economía y a la política.»

Como os decía, este hombre es un pozo de sabiduría y, si supiera más inglés, leería más a menudo sus artículos.
El que más me ha llamado la atención está dentro de la categoría de «CT2» (Tendencias conceptuales y temas actuales) y se titula Friendability (algo así como Amigabilidad).
Kelly se pregunta por la palabra «amigo» mal usada en las redes sociales tipo Facebook, MySpace, Linkedin y otras, en las que todo el mundo que contacta contigo adquiere esa (falsa) categoría.
Desde su punto de vista, que yo comparto, estas son sus reflexiones:

Conocido: la mayoría de la gente que Facebook llama «amigos» son lo que yo llamo conocidos.
Amigo: alguien con quien he mantenido alguna comida o que ha visitado mi casa.
Amigo real: alguien que me llevaría al aeropuerto a las 6 de la mañana.
Amigo de verdad: alguien que me sacaría de la cárcel.

Evidentemente, estoy encantado de tener tantos conocidos, compañeros y colegas con los que me relaciono a través de las redes sociales, pero quizá podríamos reservar la palabra «amigo», porque, como vuelve a decir Kelly:

«Todos tenemos muchos amigos, algunos amigos reales y, si tenemos suerte, uno o dos amigos de verdad.»

Y con suerte.