Esta es la entrevista que publiqué en el suplemento Teletodo, de El Periódico de Catalunya.
Reproducía el encuentro que mantuve con el Gran Wyoming en los estudios de Barcelona TV, poco antes de entrar en el programa de mi compañero Ferran Monegal.
Estas son las frases destacadas y la primera, el titular que escribí.

«A veces el personaje devora a la persona.»
«El programa es un trabajo del equipo. Yo solo doy la lata para que me den el guión.»
«Al hacer un espacio diario resulta más fácil mantener el mismo tono, no hay que pensar mucho.»

El presentador de El intermedio estrena temporada en La Sexta, con alguna cara nueva y la misma fina ironía.

-¿A qué se debe que empiecen ustedes tan tarde?
-Pues nada, que había un par de partidos de fútbol, creo que uno del Barça y otro del Madrid [en la Champions], y los jefes consideraron que para arrancar con dos días que iba a haber una audiencia baja y tal, pues no merecía la pena, y esperábamos una semana más. Pero ha sido solo por eso: ajustes de parrilla.

-¿Sigue con su horario?
– Sí, sí. De lunes a jueves, y el viernes, Juanra Bonet.

-¿Qué novedades aporta esta temporada?
-Bueno, en principio, como es un espacio diario, basado en la actualidad, pues vamos a seguir haciendo un programa muy parecido al de la temporada pasada.

-Sí, sí, claro. Me refería a secciones o caras nuevas…
-Ah, perdón. Hay dos chicas que ya no van a estar, Lara Ruiz y África Luca de Tena, y se incorpora una colaboradora nueva, Tania Llasera, una chica que estaba en el programa de Quequé, en Cuatro.

-Ustedes llevan ya más de tres años y medio en antena… y no quedan muchos programas como el suyo en las cadenas de televisión.
-Pues sí. Es una suerte hacer este programa, con estos contenidos, porque la tendencia es ir haciendo contenidos que nos den más audiencia de una forma más sencilla y captando a un público más amplio, en principio. Menos mal que, en este sentido, también parece que va cambiando un poco el criterio de la gente.

-De hecho, su nivel de audiencia sigue creciendo, ¿no?
-Pues sí, va subiendo poco a poco, poquito a poco. Tenga en cuenta que empezamos en el 2006 haciendo un 0,2% o 0,4% de cuota de pantalla. Y hemos ido subiendo, muy poquito a poquito, y ahora ya estamos en un 9%. El programa no ha dejado nunca de subir. Muy despacito, pero siempre subiendo, subiendo… Y eso está muy bien.

-¿Qué parte de su éxito se debe a usted y qué parte a los guionistas?
-Todo es un trabajo del equipo, que está coordinado por Maikol [Miguel Sánchez Romero, el productor ejecutivo]. Un programa diario devora mucho y siempre se llega a la última hora. Hay que hacerlo, montarlo cada día. Mi misión allí es dar la lata para que los guionistas me pasen cuanto antes el guión. Luego me encierro, lo miro y lo estudio, porque si no, si no sabes de qué estas hablando, con el teleprompter te lías. Así que mi única función es sacar adelante el guión.

-¿Quiere decir que usted solo interpreta un personaje?
-Lo que sucede es que, al hacer un programa diario, mi personaje adopta un tono, que es fácil de mantener, que no hay que pensar mucho, sino que sale así. No te da tiempo a soltarlo. Al final te pasas más tiempo haciendo eso que ninguna otra cosa.

-Vamos, que persona y personaje se confunden…
-Te acaba devorando, sí. A veces acabas hablando igual. Como es un personaje que parece como crispado, gritando, haciendo ¡ah!, ¡sí!, ¡oh!, ¡eh! (gesticula) y haciendo esas gracietas, pues se mantiene bien el tono.

-¿No le cansa hacer lo mismo?
-La verdad es que no había hecho tanto tiempo un programa diario. Había hecho programas semanales, como el Caiga…, La azotea… Pero es más liviano de lo que pensaba al principio.

-Hábleme de la relación de su personaje con las chicas del programa.
-Bueno, es una relación marcada por los guionistas desde el principio, sobre todo con Thais Villas, a la que declaro mi amor en todos los programas y siempre me manda a la porra. Se les ocurrió que me enamorara de Thais, porque supongo que era menos obvio que lo hiciera de Beatriz Montañez, a quien tengo siempre al lado, o de Usun Yoon…

-Por cierto, ¿de dónde es Usun Yoon, en realidad?
-Es coreana, pero nacida en Utrera (Jaén). Bueno, es una broma del programa. Pero a veces habla andaluz cuando le sale la raza. Pero cuando hace las entrevistas saca su personaje, que es el de una oriental perdida en España, sin coordenadas de lo que ocurre aquí.

-¿Seguirá disparando contra Andreu Buenafuente?
-Mientras me siga teniendo envidia, no habrá más remedio, jejeje.

-¿Le queda tiempo para hacer alguna otra cosa, cine, teatro…?
-Con el programa diario, no, la verdad…

-¿Y la música?
-Mira eso sí. Ahora voy con un grupo de rock and roll. Tres chavales jóvenes, que se llaman Última Experiencia, y cantamos juntos con el nombre de Wyoming y los Insolventes. Hacemos versiones y hemos estado tocando este invierno en Madrid, casi todos los fines de semana. Y este verano, que he estado de vacaciones en Cádiz, hemos hecho una gira pequeñita por la costa andaluza. Es mi vía de escape. Y ahora estoy aprendiendo a tocar la guitarra.

-¿Se ve haciendo El intermedio en otra cadena?
-Nuestro programa lo hacemos con Globomedia y siempre podría pasar que nos vendieran al mejor postor, je, je… Seguimos en La Sexta y yo también. A diferencia del estrés y la presión que se tiene en otras cadenas, aquí han aguantado hasta que El intermedio se ha ido haciendo con su público.

-¿Y cuál cree que es su público?
-El público con cerebro, je, je, je. Prefiero pensar que nuestro público es el mejor: o sea, las personas inteligentes.