Acababa de tomar un café cuando, al salir del bar, he visto un luminoso peto amarillo caminando delante. Era un peto de esos del Ayuntamiento de Barcelona, con el lema «BCN subsòl», el área del subsuelo de la ciudad, las alcantarillas.
Pero el hombre que lo llevaba puesto no era un empleado municipal: llevaba la ropa ajada, llena de manchas y empujaba un carrito con una caja de cartón en la que iba poniendo cosas que encontraba en las papeleras, en los contenedores de basura.
¡Qué metáfora! Nuestra alcantarilla social hecha carne.