Este frasco no es de un perfume, no, sino de un aceite de oliva virgen.
Se trata de una producción reducida, elaborada con las mejores aceitunas del Château d’Estoublon, un productor de la región francesa de la Provenza, que lo comercializa a39 euros la botellita de tres cuartos de litro (48 euros en algunas tiendas de Barcelona y Madrid).
La noticia de su llegada a España la leí en el Magazine dominical de El Mundo, pero puede leerse también en webs como Good2b o Neo2.
Estoy seguro que habrá quien lo compre, como quien compra caviar, foie y otras delicatessen. Pero me pasa como con las aguas minerales de importación, que lo que farda es la botella, el diseño del envoltorio donde va el líquido, venga de Noruega o Australia. No hace falta ir tan lejos: a nuestro alrededor hay excelentes aguas y aceites.
Un buen aceite de oliva virgen puede encontrarse en cooperativas artesanas por unos 5 euros el litro.
Y si desean un aceite extra, el de la L’Olivera, elaborado con las mejores aceitunas arbequinas, puede salir por unos 15 euros el litro. Y los famosos aceites Dauro de l’Empordà y Aubocassa de Mallorca, que producen las Bodegas Roda, rondan los 12 euros el medio litro.
Aunque los franceses saben hacer un excelente márketing de sus productos, los nuestros no tienen nada que envidiar a los de nuestros vecinos.
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