Hoy es uno de esos días en los que millones de personas se lanzarán a la carretera, a un aeropuerto o a una estación ferroviaria o marítima que salga del pueblo o ciudad donde vivan.
Otros muchos, los que las hemos hecho en el mes de julio, volvemos al trabajo. Y algunos rezagados empezarán su descanso un poco más adelante.
Pero todos, menos los parados que disfrutan de una vacación permanente, obligada, odiosa, huimos de la penuria cotidiana, de ese trabajo que nos esclaviza y que, paradójicamente, nos facilita los recursos económicos para poder descansar.
Descansar. La palabra mágica.
Durante estos días intentaré explicaros algunas vivencias recientes, como el dolor de tener un amigo gravemente enfermo, la intervención quirúrgica de un pariente cercano, los achaques de la edad en nuestros padres, un cambio de domicilio, con la estresantate mudanza que ello conlleva, un electrodoméstico nuevo que no funciona y un técnico que no sabe arreglarlo…
Todas estas cosas os las contaré en próximas entregas, porque este blog, pese a lo que cuesta mantenerlo y escribirlo, sigue vivo.
Las fotos que ilustran este artículo son algunas que he publicado en internet gracias a Instagram, esa estupenda herramienta para teléfonos que permite subir rápidamente las imágenes a la red.
Vuelvo al trabajo, pues.
Trabajar, otra palabra mágica estos días.
Me gusta este blog.
Como bien dices, trabajo cuesta tener un blog al día. Éste lo es.
¡Felicidades!
No olvides algunos reencuentros sorprendentes y tremendamente agradables, ha sido fantástico volver a verte. Gracias guapo.
En efecto: un olvido imperdonable, primita, porque reencontraros ha sido de lo mejorcito que nos ha pasado este mes 😉