En el mundo del cine, dicen que hay tantos festivales como pueblos. Lógicamente, con la crisis, todo va a la baja.
Y en el caso de los premios cinematográficos, no digamos. En estas fechas aparecen por doquier, con los Oscar a tiro de piedra. Y, además, cada país tiene los suyos (Goyas, Cesar, Baftas y demás), por no hablar de alguna autonomía, como la catalana, que tiene su propia Academia y galardones, los Gaudí.
Hace 22 años, un puñado de periodistas, especialistas y críticos de cine catalanes, pensaron en crear unos antipremios que compensaran toda esa pompa y brillo. Un par de años antes habían surgido los Goya de la Academia española, y se les ocurrió la tontería de jugar con las letras del nombre del pintor. Así surgieron los YoGa y el colectivo Catacric.
Hace tiempo que no me dedico al cine y casi no tengo tiempo de ir a una sala (la última película ha sido Blog, un interesante retrato de un puñado de chicas adolescentes, realizado por Elena Trapé con la gente de la Escuela Superior de Cine de Catalunya, la ESCAC), pero los Catacric me piden ayuda de vez en cuando, sobre todo para hacer de secretario del jurado, la típica tarea tan pesada como poco agradecida.
En alguna ocasión, doy la cara por el grupo en alguna entrevista de radio, como que me hicieron el miércoles los compañeros de Hoy empieza todo (en Radio 3, de Rne).
Pero este año ha sido muy especial. Tuve el privilegio de asistir a las deliberaciones de sus 22º antipremios y me reí mucho con sus galardones, que podéis encontrar de forma íntegra en su web.
El mismo miércoles y ayer, jueves, los compañeros de los diferentes medios tuvieron la amabilidad de darlos a conocer de forma masiva, con lo que su repercusión ha sido enorme.
Además, para sorpresa y alegría del colectivo, mientras las fans de Mario Casas (premio «Que se mueran los feos») les daban abucheo a los Catacric en Twitter, la actriz Carolina Bang, protagonista femenina de la última película de Álex de la Iglesia y premio «La teta y la trompeta» (ex aequo con Elsa Pataky), recibió con alegría su YoGa y ha aceptado ser la madrina de la cena, gala o ceremonia que los Catacric organicen el año próximo.
No sé cómo se lo montarán, porque con la crisis todos ellos van un poco pelados de dinero, pero seguro que saldrán del embrollo en que se han metido.
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