No suelo leer a Lucía Etxebarria, pero en unas horas lo he hecho por partida doble. Glub.
1. Ayer noche, después del trabajo –los periodistas solemos trabajar en domingo y sin importar que sea San Juan– echaba una ojeada al dominical de La Vanguardia. Y de repente vi un titular que me hizo leer el último artículo de la escritora: «La gran estafa del carnet de conducir».
Como acabo de sufrir tal desgracia en carne de mi hijo, no pude dejar de aplaudirla. Entre otras cosas, afirma: «El hecho de que (…) el resultado del examen pŕactico dependa de unos funcionarios examinadores cuya decisión no se puede impugnar y cuyo criterio parece tan arbitrario como inapelable; el hecho de que cuando un alumno suspende tenga que volver a pagar un mínimo de ocho clases, a 25 euros cada una (… hace) que muchos nos preguntemos cuál es el control hacia esos funcionarios y sus decisiones, y por qué nadie vigila que sus buenas relaciones con las autoescuelas no pasen de eso y no haya intereses ocultos que engrosen las arcas de unos y otros. Yo de momento, estoy pensando seriamente en montar una Asociación de Víctimas de las Autoescuelas»
2. Hoy, mientras me tomaba un café en el bar, la he vuelto a ver en la contraportada del diario gratuito ADN. Con el título de «Se busca famoso», empieza su texto así: «Después de enterarme de que Maite Zaldívar ha cobrado 200.000 euros por su intervención en dos programas del corazón y de que Raquel Mosquera se ha embolsado unos 70.000 del ala, que es bastante más, en los dos casos, de lo que yo gano al año por sentarme frente al ordenador a escribir artículos como éste y novelas de 500 páginas, he decidido insertar en este espacio el siguiente anuncio: “Mujer vivida y mal hablada, de verbo ágil y físico no espectacular pero sí fotogénico, que daría bien en un plató, con amplia experiencia en temas de maltrato, infidelidades, sexo y drogas, busca famoso de pelaje dudoso pero de alto caché, a poder ser corrupto, para organizar montaje. Reparto de ganancias al cincuenta por ciento.»
Yo me apunto a las dos cosas.
Deja una respuesta