Anoche, Lourdes –no tengo el placer de conocerla, pero insertó su pregunta en uno de mis artículos previos– preguntaba dónde está el Ventdelplà real de la serie televisiva Ventdelplà (TV-3). Por lo que yo sé, los escenarios exteriores del pueblo de ficción se encuentran en Breda, una localidad cercana al Montseny, a unos 40 kilómetros de Barcelona. No hace mucho, unos compañeros de la lista de distribución del Internauta montaron allí una cena y lo comentaron.
No me da vergüenza reconocer que sigo relativamente la serie. Es más que digna, tiene buena factura y unos actores excelentes… Pero no puedo dejar de sonreir delante de algunas historias trenzadas por los guionistas, que rozan la «patillada», como la del tendero. El hombre, feliz ahora con su mujer, recién embarazada tras años de sequía, recibe la visita sorpresa de una mujer a la que ha conocido y ligado en un chat de internet. ¿Increíble, no? ¿O quizás no tanto?
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