Al modisto y diseñador Antonio Miró se le puede presuponer buena voluntad a la hora de utilizar inmigrantes sin papeles en su último desfile.
Pero se me plantean un par de dudas sobre el tema.
1. ¿Ha contratado y asegurado a estos jóvenes, como hace cualquier empresario a la hora de poner a trabajar alguien a sus órdenes?
2. ¿Les ha pagado como lo hubiera hecho a cualquiera de los modelos que suelen desfilar con él?
En todo caso, ha logrado un eco mediático enorme, mucho mayor que el que hubiera tenido sin estos chicos… Pero, en el fondo, quizá no sea la mejor táctica para su labor porque… ¿alguien se ha fijado en qué tipo de ropa llevaban? Yo no.
Después de haber publicado este post, vi en un diario que Miró decía haber pagado 150 euros a cada chico… Muchísimo menos que a cualquiera de sus modelos habituales.