Las series sobre reporteros no sólo nos entusiasman a los periodistas, sino que tienen una muy buena aceptación entre el público en general, ya que suelen abundar en los aspectos más bonitos de la profesión: la apasionante aventura de ver, descubrir o vivir un hecho noticiable, investigar las causas de esa noticia y la posibilidad de explicar al público de forma amena los detalles de la misma.
De esto también va ‘The Newsreader’, la premiada miniserie australiana que acaba de estrenar la plataforma Filmin, centrada en la vida personal y profesional de los miembros de una redacción de informativos de una pequeña cadena de televisión australiana de los años 80. Este texto lo publiqué originalmente en Nosolocine.net
Esta producción viene así a sumarse a una larga lista de ficciones sobre periodistas de prensa, radio y tele que, sin ser exhaustivo, incluyen desde la mítica ‘Lou Grant‘ (1977-1982), con Ed Asner, y ‘Murphy Brown‘ (1988-1998), con Candice Bergen, hasta las más recientes ‘The Newsroom‘ (2012-2014), con Jeff Daniels, y la más juvenil ‘The Bold Type’ (2017-2021).
Y no olvidemos las españolas ‘Periodistas‘ (1998-2002), con Jose Coronado, Belén Rueda y Amparo Larrañaga; ‘B&B, de boca en boca‘ (2014-2015), también con Belén Rueda y Dani Rovira y Fran Perea en el elenco, y las más recientes ‘El Caso‘ (2016), con Fernando Guillén Cuervo y Verónica Sánchez, y ‘Reyes de la noche‘ (2021), con Javier Gutiérrez y Miki Esparbé, por citar algunas.
Bien aliñada por sus creadores, especialmente por su productor y guionista principal, Michael Lucas, ‘The Newsreader’ narra las peripecias personales de un puñado de personajes a lo largo de sólo seis episodios de 50 minutos de duración. Unos periodistas que viven una serie de hechos relevantes ocurridos durante los primeros meses del año 1986: la tragedia del transbordador espacial ‘Challenger‘ (28 de enero); el paso del cometa Halley (febrero/marzo); un atentado terrorista en Melbourne (27 de marzo) y el desastre de la central nuclear de Chernóbil (26 de abril), así como la temerosa reacción social ante los primeros casos de sida y la consiguiente homofobia que desató tan terrible enfermedad.
Así, partiendo del microcosmos de la pequeña redacción de informativos y su reacción ante tales eventos, la serie muestra los esfuerzos de la televisión de la época para trasladar la noticia al espectador a partir de la credibilidad que los ‘newsreaders’, los presentadores de las diferentes cadenas, públicas o privadas, cuya presencia en pantalla era sumamente importante para atraer o fidelizar la audiencia.
En este sentido, la gran protagonista de la serie australiana es la presentadora del principal informativo del canal australiano, el telenoticias de las 6 de la tarde (que vendría a ser el de las 9 de la noche en España): Helen Norville, una periodista de casi 40 años que se ha consolidado como presentadora, aunque lo que le gustaría hacer es más periodismo de calle y realizar sus propios reportajes, especialmente temas relacionados con mujeres maltratadas y enfermos de sida.
A Helen la encarna la actriz Anna Torv (1979), que fue la Olivia Dunham de ‘Fringe’, aquella exitosa serie de J. J. Abrams tras acabar ‘Lost / Perdidos’, y también fue la doctora Wendy Carr de ‘Mindhunter’. Torv ofrece un recital de buena actuación, compaginando la impecable apariencia de estrella televisiva con una realidad más compleja: una mujer con tendencia a la depresión, con numerosos problemas íntimos. Su maquillaje y sus peinados (¡espectaculares!) enmascaran una realidad emocional que no siempre sabe afrontar.
Y aquí es donde entra en escena Dale Jennings, un joven periodista que acaba de incorporarse a la cadena y cuya ambición es llegar a ser, primero, un buen reportero ante la cámara y, más tarde, incluso presentar las noticias. Dale se convertirá en un apoyo básico de Helen. Pero un punto oscuro en su pasado, que se irá desvelando en los últimos episodios de la serie, marcará también el presente de su relación con la bella presentadora.
Con un aspecto delicado, a veces un punto ingenuo, Dale es Sam Reid (1987), un intérprete australiano que se ha ido labrando una sólida carrera como actor de reparto en el cine y la televisión de su país y luego en el Reino Unido. Ahora, tras el éxito de ‘The Newsreader’, ha sido fichado para el goloso papel de Lestat en la versión televisiva de ‘Entrevista con el Vampiro’, la famosa novela de Anne Rice, papel que Tom Cruise hizo para el cine.
Y junto a la pareja protagonista destaca Robert Taylor (1963), conocido actor de reparto australiano de voz profunda, que aquí interpreta al compañero de mesa de Helen, Geoff Walters, un veterano a punto de cumplir 60 años y 30 en la cadena, que no confía en su joven colega y se convierte en su nada disimulado antagonista. Le ayuda, eso sí, su ambiciosa y manipuladora esposa, Evelyn (Marg Downey).
Entre el resto de personajes que pueblan la redacción de informativos del canal destaca el jefe de programas, Lindsay Cunningham (un William McInnes al que han envejecido con barba y cabellos canos), un tipo grandullón acostumbrado a ser obedecido, especialmente dando cuatro gritos. Y siempre está más preocupado por las audiencias que por mostrar temas conflictivos en pantalla.
También está la inteligente Noelene (Michelle Lim Davidson), una secretaria asiática que aspira a entrar en producción; Rob (Stephen Peacocke), el encargado de la sección de deportes que no quiere salir en pantalla; Tim (Chai Hansen), el cámara homosexual; Dennis (Chum Ehelepola), el responsable jefe de producción que intenta llegar a todas partes… Todos ellos están bien perfilados pese a su menor presencia en pantalla, algo que es de agradecer.
En definitiva, ‘The Newsreader’ es una serie que se disfruta, muy bien ambientada y dirigida con elegancia por la realizadora Emma Freeman, que ya había dirigido episodios de la popular ficción juvenil australiana ‘The Secret Life of Us’ (2001-2005), en la que también actuaba una jovencita Anna Torv.
No parece una casualidad que ambas hayan coincidido en varias producciones más y en esta ‘The Newsreader’, una ficción que nos recuerda cómo era la televisión hace casi 40 años y que resulta igualmente actual cuando se centra y muestra los problemas personales y colectivos existentes en un cualquier centro de trabajo, entre ellos el machismo y el acoso sexual.
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