Álex de la Iglesia, entre sus actores, durante el rodaje en Venecia.

Este viernes, día 22, se estrena ‘Veneciafrenia‘, la nueva película de Álex de la Iglesia. Durante toda la semana se han ido publicando diferentes entrevistas con el director, así que no entraré en ese tema. Podéis leer las publicadas en estos enlaces de El Correo, El País, ElDiario.es, la cadena SER y RTVE, por poner algunos ejemplos del maratón promocional a que se ha sometido el bilbaíno.

Tampoco deseo hacer caso de las críticas del filme que han empezado a aparecer (aquí, la de Oskar Belategui, y aquí, la de Javier Ocaña) o se publicarán a partir de hoy. La crítica es un género de opinión, aunque puede ser laudatoria, como la de Noel Ceballos en GQ. Que el espectador vaya al cine ya es un buen síntoma, y si se lo pasa bien en la sala (aquí se lo pasará de miedo), pues mejor. Sigamos.

Lo que me interesa especialmente de esta nueva cinta del realizador vasco es la aventura de rodar en la ciudad de los canales por parte de cineastas españoles, algo que sólo Jordi Torrent había hecho en 2013, con ‘La redención de los peces’, y poco después que De la Iglesia, Paula Ortiz, con la serie ‘Across the river and into the trees’. Y es que Venecia fue escenario habitual del cine de terror italiano de los años 70, con algunas, muy pocas, incursiones de autores extranjeros.

Pero volvamos a ‘Veneciafrenia‘, que es en efecto, pionera en otro aspecto: es el primer filme español del género de terror que ha sido rodado en la ciudad de los canales. Curiosamente, aunque De la Iglesia cita las películas de Dario Argento y Mario Bava como «revolucionarias, demenciales; no tuvieron parangón en su época» y pueden reflejan elementos de la trama de su propio filme, no recuerdo que ninguna cinta de esos dos maestros del ‘slasher‘ se rodara en Venecia.

En cambio, sí se suma a varios títulos del legendario ‘giallo‘ (cine de terror) italiano de los años 70 del pasado siglo, como ‘¿Quién la ha visto morir?‘ (1972), de Aldo Lado; ‘Psicosis en Venecia‘ (1978), de Ugo Liberatore, y ‘Sombra sangrienta‘ (1978), de Antonio Bido. Y cito estos filmes, porque no veo conexión de ‘Veneciafrenia‘ con la legendaria ‘Amenaza en la sombra‘ (1973), de Nicolas Roeg, una obra maestra que ahonda más en el drama romántico y en la locura del personaje que en el terror psicológico, aunque use las armas de este último.

Tras un parón de diez años, no fue hasta 1988 cuando llegó ‘Nosferatu en Venecia‘ (1988), infumable merienda vampírica de Augusto Caminito, con un Klaus Kinski en horas (aún más) bajas y con la extraña pareja de un hiératico Christopher Plummer y el cazabichos Donald Pleasence metidos en harina sólo por la pasta.

Christopher Walken mira a Rupert Everett y Natasha Richardson, en ‘El placer de los extraños’.

Dos años más tarde se rodó la inquietante ‘El placer de los extraños‘ (1990), cinta de Paul Schrader situada en los confines del género y una elegante perversidad sado-maso, con el cuarteto formado por Christopher Walken, Rupert Everett, Natasha Richardson y Helen Mirren, poniendo en juego el guion de Harold Pinter basado en la novela de Ian McEwan. Así que han tenido que pasar más de 30 años para que a la ciudad de los canales sufriera de nuevo las cuchilladas del género.

Y sí, Álex de la Iglesia ha vuelto a poner las callejuelas y canales al servicio del terror y con una mirada propia: el rechazo de los venecianos hacia ciertas formas de turismo masivo, especialmente el de los invasivos cruceros. Ese rechazo ciudadano, llevado al extremo ‘gore’, es el que se encuentran los jóvenes del filme que llegan a la ciudad para pasárselo en grande durante los días de Carnaval.

Aunque ya os hablaré más adelante de forma más extensa de las localizaciones de la película, os puedo adelantar que, por ejemplo, estas dos últimas imágenes, con la manifestación contra los enormes cruceros que atracaban en Venecia, corresponden al Ponte de Ca’ Balà, en la Fondamenta Zattere Ai Saloni, junto al Canal de la Giudecca, la única vía fluvial por donde podían pasar esos barcos. Naturalmente, este gran buque parece fruto de unos buenos efectos visuales.

Una de las espectaculares localizaciones de ‘Veneciafrenia’.

En cuanto a este último fotograma, esta misma semana propuse en Twitter el juego de averiguar dónde estaba rodado. Ahora que ya han pasado varios días os puedo confirmar que se trata del tejado de la Biblioteca Marciana, el edificio situado frente al Palacio Ducal (izquierda), en la Piazzetta di San Marco. Podéis distinguir la columna del león alado, hacia el centro de la imagen, y el campanario de San Giorgio Maggiore al fondo, en la oscuridad, casi encima de la figura que se desliza agazapada a lo largo de esa especie de azotea.