El reciente Oso de Oro en el Festival de Berlín a la película ‘Alcarràs‘, de Carla Simón, ha supuesto una bocanada de optimismo en el panorama cinematográfico español, sumido casi siempre en un tobogán de emociones no siempre positivas. Lo que sí ha logrado este galardón, que sólo había ganado otro español, Mario Camus, con ‘La colmena’, en 1983, es poner el foco en una generación de nuevos valores con una mirada diferente y femenina.

Tras unos años en los que el sector audiovisual ofrecía gratas noticias de la mano de nombres masculinos, como los de Alejandro Amenábar, Juan Antonio Bayona, Jonás Trueba, Rodrigo Sorogoyen o Dani de la Orden, por citar sólo algunos de los menores de 50 años, empiezan a sonar con fuerza los de mujeres cineastas, no solo directoras, sino productoras y jefas de equipos técnicos y artísticos.

El productor Tono Folguera con Carla Simon y equipo.

Quizá, por simplificar, nos referimos a las realizadoras, pero en el equipo de ‘Alcarràs’, por ejemplo, las jefas eran María Zamora (productora), Daniela Cajías (fotografía), Ana Pfaff (montadora), Mónica Bernuy (arte), Marta Bazaco (decoración), Anna Aguilà (vestuario).

También había chicos, claro: estaban el coguionista Arnau Vilaró y el músico Andrea Koch, entre otros. Y un veterano coproductor, Tono Folguera, que está detrás de ‘Libertad’, de Clara Roquet (1988), premio Goya de este año, precisamente, a la mejor dirección novel.

Clara Roquet.

Sólo necesitamos ver la lista de este apartado, de nuevos directores, para comprobar que los cinco últimos ganadores han sido chicas: Carla Simón, por ‘Estiu 1993’ (2017); Arantxa Echevarría, por ‘Carmen y Lola’ (2018); Belén Funes, por ‘La hija de un ladrón’ (2019); Pilar Palomero, por ‘Las niñas’ (2020), y la citada Clara Roquet, por ‘Libertad’ (2021).

Además, si nos remontamos al inicio de los Goya, cuando se creó este apartado, en 1989, las dos primeras en ganarlo fueron mujeres: Ana Díez, por ‘Ander eta Yul’ (1989) y Rosa Vergés, por ‘Boom, boom’ (1990).

Vergés (1955) fue una de las jóvenes pioneras del cine catalán cuando aún no existían escuelas como las actuales: “En mi caso, tenía claro que quería aprender y sabía que para llegar a dirigir tenía que conocer primero todo lo otro: ser la mejor meritoria, la mejor auxiliar, la mejor script. Quería dirigir cuando estuviera preparada. Eso lo tenía clarísimo”, me confesaba en una entrevista.

Rosa Vergés.

Durante toda la década de los 80, ella no paró de hacer esos otros trabajos, hasta llegar a dirigir algunos cortos y su primer largometraje. Y luego, como docente, Vergés ha impartido clases de cine y estuvo muy unida en sus inicios a Josep Maixenchs, el creador de la prestigiosa Escuela Superior de Cinema y Audiovisuales de Catalunya (ESCAC): “A menudo pienso que [Maixenchs] se emocionaría al saber que su firme apuesta por el futuro de las nuevas generaciones de cineastas bien preparados ha germinado con tanta fuerza”, dice.

Y añade: “En cualquier arte es imprescindible tener los referentes que iluminen tu camino. Yo descubrí muy tarde a los míos, como Alice Guy, la primera cineasta que tuvo la ocurrencia de hacer ficción. Celebro que las cineastas ya no vayan a tientas, como sombras. La diversidad de miradas forma una constelación luminosa y seguirá dando vida al cine. Evidentemente, el aprendizaje crea complicidades entre los jóvenes. La posibilidad de estudiar cine ha sido un factor decisivo”.

“No creo, ni mucho menos, que Carla y otras directoras sean flor de un día. Todo lo contrario. Estamos delante de una extraordinaria generación de mujeres cineastas”, asegura por su parte Marta Armengou, licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universitat Ramon Llull, crítica de cine, programadora del Festival DocsBarcelona y directora, productora y guionista de ‘La Cartellera’ de Betevé, un excelente programa de cine que, por desgracia, acaba de ser cerrado, al igual que otros dos programas culturales más de la televisión local de Barcelona. Razones económicas, dicen.

“Probablemente, la que abrió claramente el camino fue Mar Coll (1981) con ‘Tres días con la familia’ (2009)”, reflexiona Armengou, “pero después han venido un montón de directoras (y no sólo directoras, sino productoras, montadoras, directoras de fotografía, compositoras, entre otras muchas profesiones), que se están haciendo un sitio por méritos propios”.

Mar Coll.

A Coll la ha citado estos días Clara Roquet en ‘El País’: “Vi su película y pensé que me interpelaba, que iba de mí. Carla piensa igual. Pensamos que podíamos hacer eso”. En efecto, Carla Simón hacía referencia a ella en El Mundo: “Para mí, si alguien es punta de lanza de algo, esa es Mar Coll”. Ella y su obra, sin duda, fueron un punto de inflexión para muchas jóvenes aspirantes a directoras, con una mirada diferente y un tema mucho más personal.

Y Armengou cita: “Tienes a Neus Ballús, Meritxell Colell, Érika Sánchez, Julia de Paz Solvas, Arancha Echevarría, Belén Funes, Pilar Palomero, Clara Roquet y Carol Rodríguez Colás, entre otras. Y lo mejor de todo es que hay muchas más y vendrán porque todas ellas son referentes para las nuevas generaciones”.

Neus Ballús, con los premiados actores Valero Escolar y Mohamed Mellali.

Se ha de tener en cuenta que pasaron casi 18 años entre el Goya de Vergés y el de Coll, con sólo otra mujer premiada entre medio: Ángeles González-Sinde, por ‘La suerte dormida’ (2003). ¿Un desierto femenino en esas dos décadas? No. Hubo diversas candidatas en ese apartado que no lo ganaron: Ana Belén, Chus Gutiérrez, Icíar Bollaín, Mireia Ros, María Ripoll, Patricia Ferreira…

Y, ojo, que también hubo muy buenos directores jóvenes que se llevaron ese Goya a su casa: Alejandro Amenábar, Fernando León de Aranoa y Juan Antonio Bayona, entre ellos.

Gemma Ferraté.

“No creo que ‘Alcarràs’ sea un fenómeno aislado o independiente del momento en que vivimos; creo que es inevitable por cómo hemos ido haciéndonos espacio recientemente a las mujeres en el mundo del cine. Y es importante visibilizarlo y al mismo tiempo normalizarlo para que no sea un fenómeno, porque fenómeno significa extraordinario y debemos hacer ver que no es raro que haya directoras y mujeres técnicas. Porque hay y muchas”, reflexiona Gemma Ferraté.

Ferraté (1983) dejó el periodismo para graduarse en Dirección por la ESCAC, de donde salió con un cortometraje ‘Limón y chocolate’, un largometraje colectivo codirigido con una docena de compañeros, ‘Puzzled Love’, y un segundo largo muy personal, ‘Todos los caminos de Dios’ (2014). Ahora acaba de participar en el rodaje de una serie para Amazon Prime Video.

Y añade: “Lo que debería sorprendernos es que no hubiera ese espacio y ese foco sobre películas dirigidas por mujeres, –aunque aún falta trabajo y luchas– porque, como bien reivindicaba Carla, ¡somos la mitad de la población! Por suerte, ahora, al haber más mujeres en el cine, las estudiantes tienen más referentes y menos miedo a ‘querer ser’ jefas de equipo”.

Núria Costa.

“Desde hace años, en escuelas como la ESCAC, se trabaja en la igualdad entre chicas y chicos. Y eso hace que, a lo largo del tiempo, gracias al trabajo de todas y todos y al cambio de paradigma de la sociedad, se traduzca en la situación actual de la industria cinematográfica. Pese a ello, todavía queda mucho camino por recorrer”, señala Núria Costa, jefa de Comunicación de la misma.

“Entre los alumnos que acceden al grado, la proporción de chicos y chicas es muy similar. Una vez terminan la formación general, escogen las especialidades: fotografía, montaje, dirección, guión, arte, sonido, producción, según sus preferencias y resultados académicos. A nivel pedagógico no existe ninguna diferencia. Tanto es así, que en especialidades donde a veces hay diferencia en la industria (como fotografía o montaje) en la ESCAC son paritarias, si bien alguna, como arte, sigue siendo más femenina. También hay paridad con los cortometrajes de fin de carrera, los largometrajes colectivos y las óperas primas producidas desde la escuela”, añade Costa.

Desde su fundación, hace casi 30 años, la ESCAC se ha convertido en una escuela de referencia para las nuevas generaciones de cineastas de ambos sexos. Hay que recordar que Roser Aguilar (1971) fue la primera directora salida de la escuela en la primera promoción, la misma a la que pertenece JA Bayona. Y de la ESCAC han salido las citadas Coll y Ferraté, así como Elena Trapé (1976), Núria Giménez Lorang (1976), Nely Reguera (1978), Alba Sotorra (1980), Belén Funes (1984), Lucia Alemany (1985) y Júlia de Paz Solvas (1995), entre otras.

Carla Simon.

Un caso aparte son Carla Simon, que hizo Comunicación Audiovisual en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), si bien luego se marchó a Londres con una beca para cursar un máster, y la sevillana Celia Rico (1982), ahora profesora en la ESCAC, que estudió Comunicación Audiovisual, pero en la Universidad de Sevilla, y luego Literatura en la Universidad de Barcelona.

En esta nueva hornada, la Universitat Pompeu Fabra (UPF) tiene mucho que decir. Allí han estudiado Roquet, Ballús (1980), Colell (1983) y Elena Martín (1992), con un Máster en Documental de Creación que es un nido de excelentes autores, como Mercedes Álvarez e Isaki Lacuesta.

De todas maneras, Roquet también marchó fuera y lleva trabajando como guionista desde hace unos años: ha coescrito ‘10.000 km.’ (2014) y ‘Los días que vendrán’ (2019), de Carlos Marques-Marcet, y ‘Petra’ (2018), de Jaime Rosales. Como realizadora debutó con el corto ‘El adiós’ (2015), que logrí un premio Gaudí.

Fausto Fernández

“Toda esta generación de directoras, guionistas, productoras y resto de profesionales indispensables para hacer realidad una película han logrado tener una voz nueva y fresca dentro de nuestro cine”, declara entusiasmado Fausto Fernández, crítico de la revista ‘Fotogramas’.

«Y pese a esa idea de que son autoras intercambiables por temáticas y el peso neorrealista o semidocumental de su cine, yo las veo muy distintas –añade–, al contrario que las promociones de cineastas masculinos de la ESCAC, por ejemplo, donde todos quieren ser JA Bayona o que les fiche Netflix”, ironiza. “En realidad, yo opino que el verdadero Nuevo Cine Catalán es femenino. El futuro es mujer, como decía Marco Ferreri. En el cine, aquí y ahora, también”, concluye.

Anexo

Este texto se publicó originalmente en la noche del sábado 5 de marzo, en el Catalunya Plural. En la noche del domingo 6 de marzo, la gala de los Premis Gaudí del cine catalán vinieron a confirmar lo que este reportaje avanzaba: ‘Sis dies corrents’, de Neus Ballús, y ‘Libertad’, de Clara Roquet, se alzaron con los premios más importantes de la noche. Esta última película, además, logró un galardón a la mejor dirección de fotografía para Gris Jordana, surgida también de la ESCAC.