Este sábado fui a ver la exposición de grabados de Rembrandt en La Pedrera. No se la pierdan.
Al salir, en frente, había una pequeña concentración sindical. Había pancartas de CCOO y UGT contra la Directiva Bolkestein y por allí andava Raül Romeva.
Como no tenía ni idea de qué iba aquello (disculpe el lector esta clara muestra de ignorancia), pregunté a las personas allí reunidas. Una sindicalista me lo intentó explicar.
Un anterior comisario europeo, llamado Frits Bolkestein, curiosamente también holandés, como el famoso pintor, redactó hace un par de años una Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo relativa a los servicios en el mercado interior. Su texto íntegro está en esta dirección, por si alguien se anima a leerlo.
Lo que me dijo aquella militante ugetista lo resumiría diciendo que dos trabajadores de diferentes países, contratados por el empresario de un tercer país en sus lugares de origen, podrían tener derechos y remuneraciones diferentes (y, por supuesto, inferiores) a los del país de acogida.
Es muy probable que no sepa explicarlo correctamente, porque la economía nunca ha sido mi fuerte, pero tanto el nombre como el contenido de la protesta me dejaron intrigado.
La cuestión es que hoy, San Valentín –día de los enamorados para los grandes almacenes–, es la fecha elegida por las organizaciones sindicales de toda europa para hacer oír su voz en Estrasburgo y manifestarse sobre este tema…
A ver si los medios de comunicación saben hacérnoslo entender con sencillez.
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