Os brindo hoy el último capítulo de este verano dedicado a la Bretaña francesa, el de la Pointe du Raz.
La Wikipedia en castellano lo explica así:

Es un promontorio que se encuentra en la costa atlántica, en el departamento del Finisterre francés. Es el extremo occidental de la península de Cornouaille. Toma su nombre del Raz de Sein, el peligroso estrecho que lo separa de la isla de Sein. Se caracteriza por un fuerte oleaje y la presencia de vientos muy fuertes.

Pero si váis a la Wiki francesa, hay muchísima más información.
Una vez situados, continúo…
Nosotros veníamos desde tranquila y solitaria Pointe du Milier, mientras que la punta de Raz era lo más parecido a un peregrinaje: había que hacer cola para entrar con el coche y, además, tenías que pagar seis euros por aparcar. Aseguran que se trata de un peaje que ayuda a mantener el lugar. Es posible, porque todo etá limpio y bien cuidado, y da trabajo a los más jóvenes del lugar.

Nosotros optamos por caminar hasta la punta desde la recepción, donde han montado una exposición sobre el lugar, con audiovisual incluido, perfecto para cuando vas en familia y con niños pequeños. Para éstos y para las personas mayores existe un autobús que recorre el kilómetro y medio que hay hasta el faro en unos minutos.

La vista es espléndida y, con buen tiempo, como pillamos nosotros, hay muchos excursionistas que se quedan allí para comer un bocadillo, mirando al mar, como los turistas de la foto, a los que acechaban un par de gaviotas sin ningún miedo a los humanos. Eso sí, he visto fotos del oleaje, con mal tiempo, y allí no paras ni un minuto.
Después del paseo, optamos por quedarnos a comer en uno de los restaurantes del complejo, los Pirates de la pointe. Sin hacer demasiado honor a su nombre, nos atendieron bien, la comida era correcta y nos cobraron de forma ajustada al lugar.
A primera hora de la tarde, emprendimos el regreso. Las vacaciones se acababan y había que hacer las maletas.