Jaume Figueras, retratado por Joan Cortadellas para El Periódico, en 2013.

Este domingo, día 22, Jaume Figueras recibirá el premio Gaudí de Honor de la Academia del Cine Catalán. A este admirado maestro, compañero de la crónica cinematográfica y amigo pude entrevistarle varias veces para el diario ‘El Periódico de Catalunya’ y para el suplemento de ocio y televisión ‘Ideas-Teletodo’ que coordiné durante unos años, hasta quedar reducido a ‘Teletodo’.

Como durante esta semana se han publicado un montón de entrevistas con él en diversos medios, empezando por una en ‘El matí de Jordi Basté’, en RAC-1, y siguiendo por La Vanguardia, El Periódico, Ara, El Punt-Avui y el digital Crític, entre otros que seguramente olvido, os he querido rescatar una que le hice hace ahora 10 años, cuando ya preveía su retiro y me dijo una frase que era todo un regalo como titular de la conversación: «Soy un pringado».

«Soy un pringado»

Jaume Figueras (Barcelona, 1940) es el mejor crítico español de cine en activo, aunque él siempre aclare que lo suyo no es la crítica, sino la crónica de cine. Es el único profesional de TV-3 que sigue en pantalla desde el principio de la televisión autonómica catalana, explicando a los espectadores qué películas merecen la pena ver, qué actores y actrices están de moda. Cada jueves presenta y dirige ‘Cinema 3’ en El 33, a las 22.00 horas.

–Lleva usted 30 años en pantalla…
–En la emisión piloto del 10 de septiembre de 1983, yo ya salía presentando un filme que se iba a emitir aquella misma tarde, Tràfic, de Jacques Tati. Me grabaron en el cine Casablanca. Y yo, serio como un pasmarote. Más adelante me propusieron presentar las películas que se emitían, un día a la semana. Y cuando llegó el Festival de Cannes de 1984, hicimos la prueba de un programa ligado al certamen. Salió a trancas y barrancas, pero el entonces jefe de programas, Lluís Maria Güell [director de la reciente Olor de colònia], me dijo que por qué no probábamos. Y así hemos seguido haciéndolo hasta ahora. Vamos prorrogándolo año a año y mira, ya estamos en el 2013.

–¿Tenía claro cómo tenía que ser la estructura del espacio?
–Al principio era muy simple: era hacer algo de cartelera y enseñar imágenes de lo que se iba a estrenar. De esta forma, TV-3 ha conseguido 30 años de archivo de películas, algo que ahora le es muy útil. También había entrevistas, reportajes de festivales. Aquel primer programa quedó un poco pachanguero, pero ya había ese tono un tanto irónico de hacer las cosas…

–Llega usted a la tele y crea estilo.
–Físicamente, nunca he sido el típico presentador. De hecho, hasta que no me dejé la barba, yo me veía cara de paleto. Si me ves en grabaciones de 1984, con un bigote ridículo, te preguntas pero qué hace este tío aquí.

–Usted nunca hace sangre…
–No. Es mejor hablar entre líneas. Creo que para hablar mal de una película, vale más no hablar. A veces me piden que vaya a un estreno y salgo por la puerta falsa. Si veo que aquello no me interesa, que no interesa a nuestro público, que es una tontería, no hablo de ella. Por eso, buena parte del programa, cuando hay una cartelera con una serie de estrenos, se dedica a elegir lo que crees que más puede interesar, desde lo más popular a lo más selecto, y que debes recomendar de alguna manera.

–¿Cree que ayuda su toque crítico?
–Creo que sí. Sobre todo cuando, a veces, ves que hay una película que es una nueva versión de algo que ya se ha hecho cuatro veces y la comparas con las películas anteriores. O extrapolas de alguna manera. Por ejemplo, estos días, Alfonso Cuarón ha presentado ‘Gravity’; montamos una pequeña antología del director, desde que hacía cine en México, hasta sus grandes producciones, como ‘Harry Potter y el prisionero de Azkaban’. Es recordar un poco a la gente de dónde viene esa persona.

Jaume Figueras, en un segundo retrato de Joan Cortadellas.

–¿Una crítica es solo su opinión?
–Es que yo no hago crítica, sino crónica de las cosas. Y en esta sí que introduzco un poco de mi criterio.

–¿’Cinema 3′ es un programa de autor?
–No tanto. Yo presento y fabrico algún reportaje, pero detrás de todo hay un equipo. Estoy muy encima del programa, sí, y sobre todo ahora, porque nos hemos quedado sin un elemento ensencial en la producción, que era subdirector, Oriol Esteve, que ha pasado a otra área. Estaba siempre al quite, aunque yo estuviera fuera o cubriendo un festival.

–¿Cómo ve el futuro del espacio?
–En El 33 siempre estás en el filo del abismo. Tenemos una audiencia fiel, pero limitada. A mí me gustaría tener más difusión… No sé: pasar a TV-3 y en otra franja horaria. Por eso, más que consolidado, creo que se ve desde la dirección como una rutina agradable. Mi trabajo también lo es. Por eso, desde el punto de vista personal, creo que es algo vergonzoso, entre comillas, que yo esté haciendo lo mismo ahora que hace 30 años, mientras veo que hay gente que empezó entonces y, ahora, la mayoría son ya unas celebridades… No sé si por falta de ambición o por qué, pero yo no doy más de sí…

–Pero si usted es toda una institución…
–¡Qué va! Si encuentro gente por los pasillos de TV-3 que ni me saludan, porque no saben quién soy. Soy una institución que debe seguir currando, porque soy autónomo y si no trabajo, no cobro. En el fondo, soy un pringado: he estado haciendo lo mismo durante 30 años y encima cobro menos que tiempo atrás. Ya tienes el titular: «Soy un pringado».