Una de las cosas que más me interesaba de Belfast eran los murales pintados por los republicanos en los barrios fronterizos con los unionistas. Estos también tienen algunos de notable calidad, pero ideologicamente me resultan menos interesantes que los primeros.
La idea era recorrer la capital del Ulster e irnos acercando a pie a esa zona.
De hecho, existe un mercadeo constante de taxis que realizan esa ruta de forma turística: te cogen en el centro, te depositan frente a las pintadas más famosas para que hagas las fotos de rigor y te devuelven a la civilización, si me permitís la ironía.
Nosotros optamos por recorrer el centro, incluida la gran plaza de Donegall Square, en la que destaca el enorme edificio del Ayuntamiento, e ir a pie hasta esta zona de casas pequeñas, típicamente inglesas, con sus jardincitos incluidos.
También pasamos por delante de la Corte de Justicia, acorazada desde que fue objeto de un atentado del IRA, y entramos en el mercado de Saint George y en la catedral de Santa Ana.
Fue un paseo que empezó con lluvia y que nos obligó a hacer una parada intermedia en el café de un hotel del centro, pero que tuvo su compensación cuando llegamos a la zona oeste de Belfast.
Allí estaban: un puñado de paredes llenas de murales. En la próxima entrega, os mostraré varias fotos de los mismos.