De nuevo el FC Barcelona le ha ganado al Real Madrid, un Barça donde luce el equipo por encima de las individualidades de las bien pagadas estrellas blancas.
Pero dentro del conjunto de Guardiola, hoy por hoy brilla un Leo Messi capaz de aguantar todas las patadas del mundo y de correr como un jabato hacia atrás para defender un gol casi cantado.
De las muchas alabanzas y definiciones que se le pueden aplicar a este jugador, me quedo con un precioso retrato que el colega Ramon Besa le hizo días atrás en el diario El País, a raíz del partido ante el Arsenal.

«Messi apenas habla y cuando abre la boca no siempre se sabe lo que ha dicho (…) sólo le gusta jugar a fútbol y marcar goles (…) sólo le interesa el recreo, momento en que se pide la pelota, se vuelve competitivo y resuelve el partido más difícil. Los niños no preguntan sino que solamente salen a jugar al patio (…) Messi es un genio del fútbol. Acabada la jornada, recogió el balón y no será noticia hasta el próximo partido. Que nadie le pregunte nada ni busque sus palabras. La pulga solo se explica en el patio de recreo. No tiene épica, sino encanto.»