Los chicos del Discovery ya han aterrizado. Hay que alegrarse… aunque, sospechosamente, gracias a la chapuza de las losetas, los índices de audiencia casi hayan alcanzado los del primer alunizaje.
Después de tener a medio planeta en vilo y de ver cómo arreglan su Lego espacial, los astronautas-fontaneros ya están en casa. Bueno, no hay que ser malpensados, pero el marketing les funciona la mar de bien.
En efecto, han tenido en suspense a la mitad del planeta… pero la otra mitad, la que sobrevive como puede, el tema le importa un pito.