Anoche fuimos en ver Bajo las estrellas. Era un preestreno, al que asistieron algunos miembros de su equipo técnico y artístico.
Se trata de la adaptación de la novela El trompetista del Utopía, de Fernando Aramburu, y ha sido producida por Fernando Trueba, toda una garantía. Su director se llama Félix Viscarret, es un pamplonica de 32 años y tiene un estilo propio, aún por pulir, pero suyo, y eso es lo importante.
La historia, en pocas palabras, habla de un trompetista que vuelve a su pueblo, Estella (Navarra), para enterrar su padre, y de sus relaciones con su hermano y con la novia de éste último, así como la hija de esa chica.
La película me gustó mucho: quizás sea la ópera prima española más interesante que he visto en mucho tiempo.
Julián Villagrán interpreta el sensible papel del hermano; Emma Suárez está correcta, pero no mejor que en otras ocasiones, y se puede gozar de un nuevo descubrimiento en la niña que interpreta a la hija, Violeta Rodríguez.
Pero este filme no sería lo que es sin el trabajo, potentísimo, de su actor protagonista: Alberto San Juan, siempre en el filo de la navaja, a punto de pasarse de la raya, pero contenido en el último momento. Su mejor papel en años. Ya ha recibido un galardón en el Festival de Málaga, pero es un seguro candidato a muchos más premios.