La editorial RBA acaba de publicar (y presenta esta semana) el libro Pilotos, caimanes y otras aventuras extraordinarias, de Jacinto Antón, uno de los periodistas más interesantes y que mejor escriben en la actualidad.
Jacinto no pertenece a la llamada élite de reporteros de guerra o de sucesos ni a los corresponsales políticos, sino a esa peculiar raza de cronistas que escriben sobre temas culturales de forma que resulten divertidos y amenos para el lector. Vamos, todo un arte.
Hace unos días me encontré con él y me dijo, como excusándose, que el libro era sólo una recopilación de las crónicas y reportajes que ha ido publicando en el diario El País. «Estupendo –le dije, riendo– así no tendré que seguir guardando los recortes de papel de tus artículos».
Su compañero Agustí Fancelli, le entrevista hoy mismo en las páginas de Catalunya de su periódico, con una foto en la que Carles Ribas le retrata con el casco de aviador de la portada del libro.
Todo eso podría parecer petulante si Antón no lo revistiera de una comicidad desternillante. «El periodismo del yo sólo puede ser autoirónico. Si te tomas en serio a ti mismo, estás perdido. En este oficio conoces a tanta gente realmente buena [cita a Kantor y Popper entre los que más le han impresionado] que no te queda más que relativizar y tratar de escribir lo mejor que sepas.
Para acabar, os añado un par de apuntes más.
Uno, de Llàtzer Moix en La Vanguardia de hace dos o tres semanas, titulado Aventuras.
«En lo tocante a lo formal, Antón nos sirve sus historias envueltas en prosa cuidadísima y humor autoparódico. Son una invitación, sin igual en la prensa española, a la curiosidad, el valor y el espíritu que hace poco presidían el día a día y que, en este presente de videojuegos, parecen haber desaparecido».
El otro es de un agudo articulista on-line, Xavier Rius, director del confidencial E-noticies, a quien pocas veces he visto hablar tan bien de un colega.
«Con Jacinto Antón me pasa un extraño fenómeno meteorológico: una fuerza superior me hace recortar y guardar sus artículos como si fueran verdaderas obras de arte, más cercanas a la literatura que al periodismo. Esta conducta obsesiva compulsiva me pasa con muy pocos otros articulistas»
No me extiendo más, porque sólo os animo, queridos lectores, a comprarlo y a disfrutar de sus textos tanto como yo mismo.
ANEXO: El martes, 17 de febrero, Teresa Cendrós, jefa de Cultura y Espectáculos de El Periódico, publicó también este artículo sobre su excompañero (ambos trabajaron juntos en El País) y amigo Jacinto Antón.
Gracias por tus comentarios Txerra. Mi última gran impostura es camuflarme tras la magnífica estampa de sir John William Alcock en traje de vuelo (que según cómo lo miras parece también de explorador polar y hasta, si me apuras, de esgrimista: tres grandes modelos de aventurero). Un par de amigos y una tía por parte de madre han creído que el de la portada, no te lo pierdas, era yo, sin caer en la cuenta de que se trata de un héroe muy muerto y además pintado al óleo. «¡Hay que ver qué empeño en disfrazarte!», me dijo uno de los amigos. No se qué pensar. Igual sí que soy yo y una bala turca me dejó desmemoriado. Un abrazo. Jacinto
Me gustaría agradecer a Jacinto Antón los maravillosos momentos que me ha proporcionado la lectura de su libro. He disfrutado como una enana, he reído, he llorado y he maldecido la llegada, inexorable, de la última página, tras cuya lectura me he sentido un pelín huérfana.