Empecemos por aclarar algo, antes de meterme en honduras: una acción como la de los controladores (llámese huelga encubierta, falsas bajas medicas o abandono puro y duro de su puesto de trabajo) no es aceptable de ninguna de las maneras.
Nada, ni el exceso de trabajo, ni la falta de personal, ni la presunta ineptitud del Gobierno a la hora de gestionar este problema, antes, durante y después de su estallido, nada, en definitiva, justifica algo como lo que hemos vivido desde la tarde del viernes hasta hoy y que ha afectado a cientos de miles de personas de forma directa y a otros muchos miles más de rebote.
Vale. Ya está dicho. Era una acción inaceptable…
Ahora, estudiemos los motivos.
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