Hoy podría haber sido un día como otro cualquiera, con detalles esperanzadores, como el hecho de que millones de personas les pidan a los poderosos del G-8 que se dejen de leches y solucionen el problema del hambre en el mundo y no nos envenenen más la atmósfera.
Pero no. No ha sido un día cualquiera.
Ha sido otro 11 de septiembre, otro 11 de marzo, aunque sea un 7 de julio.
Es un día de dolor y hasta San Fermín está de luto por las víctimas de Londres.