Uno de los trabajos más complicados que tenemos los periodistas es el de sintetizar lo que nos explican las personas a las que entrevistamos.
Hace unos días, por ejemplo, publicaba la noticia de que Adrià Vallès, un joven informático, ha desarrollado una ingeniosa aplicación para Twitter que traslada a sus seguidores la programación televisiva de TV-3 y el canal 33.
Tras una charla con él, y en función del espacio que tenía en mi diario, decidí traducir la conversación a un formato de entrevista, de pregunta-respuesta tradicional.
Aquí, el trabajo fue de síntesis de ambas partes, tanto de lo que yo le iba preguntando de manera informal como de sus explicaciones. Lo cierto es que Adrià me dijo que le había gustado el artículo, aunque le sorprendió el formato.
Ayer mismo, en el suplemento Ideas de El Periódico, publiqué una entrevista con Jordi Évole, responsable del programa Salvados y viejo conocido de los espectadores como el Follonero de Andreu Buenafuente.
En este caso, el formato ya era de entrevista. Lo difícil era resumir, tanto para el papel como para el vídeo que grababa mi amiga y compañera Mònica Tudela, el amplio discurso de Jordi, uno de los periodistas más interesantes e incisivos de la tele actual.
Os dejo un ejemplo práctico. A la pregunta de qué ha encontrado en Qatar, Jordi Évole me contestó:
Mucho calor. Un calor como el que yo no había vivido jamás… Y la peculiaridad de que más del 70% de su población es inmigrante. Solo el 30%, unas 300.000 personas, son catarís de pura cepa. Si dos inmigrantes tienen un hijo y nace allí, a ese bebé no le dan la nacionalidad. Ser catarí es un privilegio. Cuando dicen que en Catar todo el mundo es feliz, se refieren a los catarís, que sí que lo son y viven muy bien. El problema es ser inmigrante y de baja cualificación. Es la mano de obra barata, que cobra 200 dólares al mes y vive en condiciones muy complicadas.
En realidad, su respuesta fue mucho más amplia:
Bueno, en Qatar he encontrado mucho calor, pero un calor que yo no lo había vivido jamás, y mira que hemos tenido en Barcelona un agosto tremendo. Pero había temperaturas durante el día de 50º o 55º, no exagero, y por la noche bajaba a 40º, y era la temperatura de la noche. Grabar en exteriores era muy complicado. Además era mes de Ramadán, por lo que durante el día, la ciudad Doha, la capital de Qatar, se queda desierta, y la mayoría de grabaciones las teníamos que hacer por la noche. Y aparte de eso hemos encontrado un país peculiar como casi todos, pero este tiene la peculiaridad de que casi más del 70% de su población es inmigrante, solo el 30% de la población unas 300.000 personas son qataries de pura cepa. Incluso si dos inmigrantes tienen un hijo y nace en Qatar ese hijo no es qatari, no le dan la nacionalidad qatari, ser qatari es un privilegio. Por eso cuando nos dicen que en Qatar todo el mundo es feliz se refieren a los qataries, los qataries son muy felices, viven muy bien. El problema es ser inmigrante y inmigrante de baja calificación digamos, que están haciendo trabajos de mano de obra barata, están cobrando 200 dólares al mes y están viviendo en unas condiciones muy complicadas. Las desigualdades podrían ser las mismas que puedes encontrar en un país como España. No tiene nada que ver alguien que vive en el barrio de Salamanca o un inmigrante que vive en el Raval de Barcelona, lo que pasa es que allí, al ser un lugar tan pequeño con tan poca población, porque la población global es de poco más de millón y medio de personas, pues claro, esas diferencias se ven a flor de piel, a pie de calle. A mí eso me dejó muy parado, porque estamos hablando del país con la renta per cápita del mundo.
Todo ello era muy interesante e internet, este blog, por ejemplo, me permite escribir toda la respuesta.
Pero uno siempre tiene dudas: si estás haciendo bien tu trabajo, si realmente estás reproduciendo la idea del otro, si lo más importante para ti lo es también para quien tienes enfrente…
El oficio te permite ser resolutivo; la duda te mantiene alerta.
Un buen periodista también se distingue por cómo mete la tijera.