Durantes varias semanas he ido siguiendo de forma irregular, entre zapeo y zapeo, ese concurso, ese paripé que han montado los de Tele 5 con un grupo de famosillos de tres al cuarto, en una isla tropical. Unas vacaciones pagadas, en las que se adelgazan a base de comer poco y trabajar menos.
Pero hay que reconocer que el reality en cuestión engancha a la gente, según indican los índices de audiencia. Por eso, escribí ayer una entrada en el blog Capturas, que publico en el diario El Periódico, donde lo podéis leer íntegramente. Aquí os dejo algunas conclusiones del artículo.
«No les voy a hablar mal de Supervivientes ni de la cadena que lo emite. Como producto, está muy bien hecho y resulta muy efectivo: logra lo que pretende y es muy rentable para su cadena (…)
¿Me gusta? Nooo. ¿Lo veo? Poco, muy poco (…) Destaco, eso sí, la labor incansable de Raquel Sánchez Silva, capaz de imprimir entusiasmo a cualquiera de los programas en que ha participado (…)
Naturalmente, y a eso iba, se puede sobrevivir viendo la tele sin Supervivientes, sin Sálvame, sin La noria e, incluso, sin el fútbol, si ustedes me lo permiten.
Existe un puñado de excelentes series de ficción -muchas de ellas, españolas- campando por todas las cadenas; se está programando buen cine a cualquier hora, por ejemplo en La Sexta 3, ¡qué gran descubrimiento!; La 2 de TVE y el canal 33 de Televisió de Catalunya son una magnífica alternativa, con sus documentales, programas culturales y espacios informativos diferentes (…)
Se puede sobrevivir sin Supervivientes, sí, señores…
E incluso sin tele… Con un buen libro entre las manos, por ejemplo.