El escritor y guionista Salva Rubio acaba de publicar el libro que muchos hubiéramos querido escribir y todos los fans estábamos deseando leer: ‘Tras los pasos de Indiana Jones: objetos mágicos, lugares míticos y secretos de la saga‘, editado por Minotauro (Planeta).
Una obra que, dividida en dos partes, en una de ellas recoge la biografía más extensa y completa del héroe creado por George Lucas y Steven Spielberg, y en la otra, llena de sorpresas y descubrimientos, explica todo sobre las cuatro películas, la serie, las novelas, cómics y videojuegos que llenan el universo del arqueólogo del sombrero y el látigo.
Una novela gráfica y una película han coincidido en rescatar del olvido a un héroe: Francesc Boix, el fotógrafo que logró robar miles de negativos a los nazis y el único español que declaró contra ellos en los juicios de Nuremberg, mostrando las fotos de los horrores del campo de exterminio de Mauthausen.
“Tenemos en España y en Catalunya un héroe desconocido, que logró una hazaña que muy poca gente hubiera conseguido, robar unos negativos a los nazis, comprometedores para ellos, y después denunciarles y hacerles caer delante de la justicia”. Ese héroe se llamaba Francesc Boix. Así lo retrata Alfred Pérez Fargas, coguionista de la película ‘El fotógrafo de Mauthausen’, recién estrenada, dirigida por Mar Targarona y con Mario Casas como protagonista. Fue un “rebelde valiente”, como lo define Salva Rubio, guionista de un cómic previo que tiene el mismo título.
Francesc, Francisco, Franz o François Boix, según el idioma en que le llamaban, nació en Barcelona en el año 1920. Joven inquieto, de ideología comunista, se afilió a las Juventudes Socialistas Unificadas de Catalunya, rama juvenil del PSUC. Amante de la fotografía, al estallar la guerra civil fue reportero gráfico de la revista ‘Juliol’ y durante el año 1938 combatió con el Ejército republicano en el frente de Aragón.
Derrotados por el Ejército franquista, los supervivientes de su compañía pasaron a Francia en febrero de 1939. Boix y otros muchos compañeros fueron internados en campos de refugiados y, más tarde, integrados en el Ejército francés. En mayo de 1940, junto con otros muchos compatriotas, fue hecho prisionero por los alemanes, que acaban de invadir Francia. A principios de 1941, tras pasar por otro campo de prisioneros, fue enviado a Mauthausen, un campo de concentración situado en Austria, donde hubo más de 8.000 españoles internados. Sobrevivieron sólo menos de la tercera parte.
En realidad, Mauthausen-Gusen fue el nombre de un complejo de cuatro subcampos situados junto a esas dos pequeñas localidades austriacas, que los nazis levantaron junto a unas canteras de la zona, y en donde encarcelaban en condiciones infrahumanas a sus enemigos desde el año 1938. Estos presos eran utilizados como mano de obra barata, tratados como esclavos, humillados, castigados, maltratados y asesinados de diferentes maneras, como explica el cómic de Salva Rubio, que incluye una impresionante documentación adicional en su parte final.
Francesc Boix se integró pronto en una organización clandestina de presos que le proporcionó un trabajo de confianza en el laboratorio fotográfico del campo. Junto con sus compañeros, logró ocultar miles de negativos que mostraban la realidad de Mauthausen: cientos de muertes, muchas de ellas camufladas como suicidios, y la presencia de altos cargos nazis en el lugar.
Precisamente el testimonio de Boix, en 1946, ante el Tribunal Internacional de Núremberg, durante los juicios contra criminales de guerra nazis, permitió condenar a algunos de ellos, como Ernst Kaltenbrunner y Albert Speer. Durante su declaración pudieron verse algunas de las fotos que, con la ayuda de otros prisioneros, había logrado ocultar de la destrucción.
Simpático, siempre sonriente y con un pose de seductor hacia las chicas que se ponían al alcance de su objetivo, Francesc Boix sería considerado un héroe en cualquier país normal. Pero su situación tras la liberación no fue fácil: los comunistas rusos no se fiaban de los supervivientes españoles del Holocausto y regresar a España era imposible, en pleno franquismo. Así que el joven fotógrafo se quedó a vivir en Francia, donde pudo ejercer de reportero gráfico para publicaciones próximas al Partido Comunista, como ‘L’Humanité’. Pero Boix moriría joven, un mes antes de cumplir 31 años, posiblemente a causa de una tuberculosis contraída en Mauthausen.
Cronológicamente, el cómic con guion de Salva Rubio, dibujos de Pedro J. Colombo y color de Aintzane Landa (vídeo ‘making of’ ), nació antes que la película de Mario Casas y tiene su origen también en un libro escrito por Benito Bermejo hace 16 años. Bermejo, guionista, escritor e historiador, fue quien desenmascaró en el 2005 a Enric Marco, un impostor que fue presidente de la asociación de deportados de Mathausen sin haberlo sido.
Bermejo fue quien efectuó la investigación histórica y el guion del excelente documental sobre el tema ‘Francisco Boix, un fotógrafo en el infierno’ (2000), dirigido por Llorenç Soler y con la voz de Pepe Sacristán como narrador, que estuvo nominado a los Emmy.
Luego, con todo el material recopilado, escribió el libro ‘El fotógrafo de Mauthausen’, que RBA editó en el año 2002. En el 2015, al publicarse una nueva y más amplia versión del texto, titulada ‘El fotógrafo del horror. La historia de Francisco Boix y las fotos robadas a los SS de Mauthausen’, la historia tuvo una mayor repercusión y propició tanto la traducción de la novela gráfica como la película que acaba de estrenarse.
Traducción, porque el cómic se editó antes en Bélgica que en España. Y es que el guion de Salva Rubio es previo. Este joven escritor y guionista madrileño, que acaba de cumplir los 40 y trabajó de librero para mantenerse mientras estudiaba Historia del Arte y Guion de Cine, se interesó en Francesc Boix al publicarse el texto de Bermejo.
“Cuando descubrí la historia de ese hombre, me apunté su historia y pensé que, si algún día podía, querría contarla y la transformaría en guion de cine. A partir del año 2007 llevé la idea a varias productoras, que fueron muy receptivas. Pero llegó la crisis, y hacer una película tan cara se convirtió en algo prácticamente imposible. Así que cambié de plan: si no podía hacer la historia en cine, la haré en cómic”.
“Hice un dosier con el argumento y un estudio de personajes bastante completo. Como sabes, en España no se puede vivir del cómic, así que me fui a Bélgica y presenté la historia a la editorial De Lombard, una de las especializadas en estos temas. Les gustó mucho la idea y me dijeron que buscara un dibujante. Busqué uno, que fue Pedro J. Colombo, que me gustaba mucho. El editor dio luz verde al libro y tiramos para adelante. Eso fue en el 2011”, añade Rubio. Pero una novela gráfica lleva su tiempo, y la primera edición en De Lombard fue en el año 2017, mientras que en España, Norma Editorial la ha publicado en este 2018.
Para Rubio, “Francesc Boix fue un rebelde y un valiente. Lo que hizo, en el contexto que lo hizo, fue extremadamente peligroso y muy arriesgado. Por la posición que tenía en el campo de Mauthausen, en el laboratorio fotográfico, su vida no corría peligro inmediato. Era un preso de confianza que podía no haber hecho nada y, quizá, podía haber salvado la vida sin haber hecho nada. Pero meterse en esa aventura de robar aquellas fotos le podía haber costado la vida, a él y a otros presos”.
No menos largo ha sido el proceso que ha culminado con el reciente estreno de la película ‘El fotógrafo de Mauthausen’ (2018), dirigida por Mar Targarona, con Mario Casas como protagonista, y que ha recibido buenas críticas.
Fue Alfred Pérez Fargas, coguionista junto con Roger Danès de telefilmes como ‘Jo, Ramon Llull’, ’13 dies d’octubre’, ‘L’últim ball de Carmen Amaya’ y la miniserie ‘Carta a Eva’, quien supo de la existencia del personaje a partir de una noticia en televisión y “unas fotos de la guerra civil y el historión de Francesc Boix”. Se sintió interesado, habló con su amigo Danès y empezaron a investigar.
“Era un filón del que no se había hablado mucho. Existía el documental de Llorenç Soler y el libro de Benito Bermejo, que es la biblia del tema. Pero poco más. Si hubiéramos estado en Hollywood, ya se habría hecho una trilogía sobre el personaje. Le presentamos la idea a Mar Targarona, a quien habíamos conocido en el Festival de Sitges. La idea le encantó y empezamos a tirar millas”.
“El hecho de que fuera militante comunista le ayudó, porque allí dentro los miembros del partido montaron un tinglado para poder sobrevivir. En la peli, nosotros le hemos colocado como jefe del comando que robó los negativos, pero evidentemente fue una tarea colectiva. Pero eso también tuvo sus consecuencias, porque al acabar la güera, el partido comunista de Stalin les consideró unos traidores. De hecho, las fotografías no las quería nadie. Boix las intentó colocar y no se las publicó nadie”.
La diferencia principal entre película y cómic es que la primera se centra en la estancia de Boix en el campo de exterminio, mientras que el cómic abarca un tiempo más largo, desde su juventud hasta poco tiempo antes de su muerte. La novela gráfica, además, incorpora como compañeros de Boix a personajes de ficción, para evitar especular con lo que hicieron o no los otros presos reales de Mauthausen y de los que no hay tantos detalles.
Tanto Pérez Fargas como Rubio fueron a visitar el campo de exterminio. El primero recuerda haberlo hecho en febrero, en la misma época en la que entró Boix y otros españoles: “Es superimpactante, fantasmagórico. Había niebla, nieve, hacía frío. Es impresionante. Yo salí enfermo. Es una tema que me ha marcado, que me ha afectado mucho”. Y Rubio reafirma una idea común a ambos: “Que esta historia haga que nadie olvide lo que pasó; las historias que no se cuentan, mueren”.
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