Después de un par de días sin poder acceder correctamente a esta bitácora, hoy, por fin, puedo escribir alguna cosa. La cuestión es que han pasado tantas cosas en poco tiempo, que no sé muy bien por dónde empezar.
Quizá, por la más evidente: las consultas independentistas en Catalunya.
Mis amigos catalanes, muchos de ellos catalanistas e independentistas, están entusiasmados. Yo sólo apunto que estoy encantado con la posibilidad de poder ir a votar, de poder opinar sobre algo que ha surgido desde abajo, tener derecho a decidir, en definitiva.
Mis amigos y familiares vascos se plantean ahora esa posibilidad.
Y mis amigos y familiares de fuera de ambas comunidades no nos entienden. Definitivamente no entienden que dentro de un Estado llamado España alguien no piense como ellos. He aquí el problema.