Esto de elegir las series preferidas del año no me gusta mucho, porque ya se sabe que esa es una tarea que comienza a ser imposible. Hay tanta producción, que seguramente me dejo cosas en el tintero. Trabajos que a cualquier lector le podría parecer absurdo no haberlo nombrado.
Pero, como mi incansable amigo José López Pérez me ha pedido que me moje en Nosolocine.net, pues vamos allá, con un top ten aproximativo. Quizá alguna serie esté en la frontera del 2020, pero son las que yo he visto y disfrutado durante este 2021.
El escritor y guionista Salva Rubio acaba de publicar el libro que muchos hubiéramos querido escribir y todos los fans estábamos deseando leer: ‘Tras los pasos de Indiana Jones: objetos mágicos, lugares míticos y secretos de la saga‘, editado por Minotauro (Planeta).
Una obra que, dividida en dos partes, en una de ellas recoge la biografía más extensa y completa del héroe creado por George Lucas y Steven Spielberg, y en la otra, llena de sorpresas y descubrimientos, explica todo sobre las cuatro películas, la serie, las novelas, cómics y videojuegos que llenan el universo del arqueólogo del sombrero y el látigo.
Les voy a confesar que estos días estoy enganchado a una serie francesa que emiten en el canal AXN a través de varias plataformas de pago. Se trata de ‘Candice Renoir‘ y lleva ya la friolera de nueve temporadas en antena, desde el año 2013. La protagonista es una peculiar oficial de policía (una comandante, en su escalafón, situada por encima del capitán de la brigada, ayudante directo suyo), la Candice del título, una mujer separada y con cuatro hijos, a quien da vida la actriz Cécile Bois. Este artículo lo publiqué originalmente en Nosolocine.net
Esta no es la única serie francesa protagonizada por una mujer policía, toda una tradición en el país vecino. Entre las últimas, destacan dos de ellas: ‘Los crímenes de Cassandre‘, con las peripecias de la seria comisaria Florence Cassandre (la actriz Gwendoline Hamon) en la zona de Annecy, al norte de los Alpes; e ‘Inspectora Marleau‘, con Corinne Masiero en el papel de esa excéntrica oficial de la gendarmería, una especie de Colombo con sempiterno gorro ruso en la cabeza. Ambas producciones echaron a andar en 2015 y siguen en antena con bastante éxito. Las tres intérpretes son actrices veteranas y han superado los 50 años.
Roberto Álamo, protagonista de la serie ‘Caronte’.
Seguro que el lector recuerda el físico potente del actor Roberto Álamo (Madrid, 1970), a quien estos días podemos ver en ‘Caronte’ (Cuatro), metido en la piel del abogado penalista Samuel Caronte, un expolicía que se pasó varios años en prisión. Hace ya un mes que la cadena de Mediaset empezó a emitir esta serie, que prolonga así su estancia primigenia en Amazon Prime Video, donde se estrenó hace ya un año. Este artículo lo publiqué originalmente en Nosolocine.
La serie ‘Caronte’ no sería lo que es sin la mirada y el gesto de este actor de cráneo rasurado y barba corta que logró la popularidad gracias a su personaje de Juan de Calatrava en la serie ‘Águila Roja’ (2009). Pero Álamo ya tenía una amplia carrera detrás, primero teatral con la compañía Animalario, la de sus amigos Alberto San Juan y Guillermo Toledo, donde triunfó con la premiada obra teatral ‘Urtain’.
El cine le descubrió gracias a David Serrano, que le incorporó a su comedia ‘Días de fútbol’ (2003), junto a San Juan y Fernando Tejero. Y luego intervino en ‘Gordos’ (2009), ‘Una hora más en Canarias’ (2010) y ‘La piel que habito’ (2011), donde Pedro Almodóvar le dio un pequeño, pero jugoso papel. Así, más tarde logró su primer Goya como actor de reparto en ‘La gran familia española’ (2013) y el segundo Goya como protagonista por ‘Que Dios nos perdone’ (2016), donde encarnaba a otro policía, junto a su amigo Antonio de la Torre. Los borda.
Belén López es Julia, la exmujer de Caronte, y Álex Villazán es Guille, el hijo de ambos.
Pero volvamos a ‘Caronte’, cuyo título evoca el mito griego del barquero de Hades, una producción de Big Bang Media, que mezcla intriga policial y casos judiciales. Inicialmente, su protagonista es un policía pasado de vueltas, toxicómano y con problemas familiares (divorciado y con un hijo, pequeño), que acaba penando ocho años en la cárcel por una muerte que no ha cometido. Un personaje que quizá anticipa el agente lleno de dudas que Álamo interpreta en la posterior ‘Antidisturbios’.
Pero ocho años son suficientes para que Caronte se haya reformado, haya dejado las drogas, estudiado Derecho, lograr demostrar su inocencia y lograr sacarse el título de abogado. Y siempre en esa cuerda floja que va de la responsabilidad a que le obliga su nuevo trabajo, intentando siempre frenar su carácter para contener su antigua violencia.
Tras salir de prisión, Caronte ha rehecho su vida, vive en Gijón y tiene nueva pareja, interpretada por la estupenda actriz gallega Marta Larralde (Vigo, 1981, ‘León y Olvido’ y ‘Gran Hotel’). Pero vuelve a Madrid para intentar ayudar a una antigua amiga cuyo hijo está acusado de haber matado a un hincha de un equipo rival, un joven que es íntimo del propio hijo del protagonista, Guille (Álex Villazán), un chaval de 17 años que después de tanto tiempo no quiere saber nada de su padre, alentado por Julia, su madre y exmujer de Caronte (Belén López). Paula (Itziar Atienza), la hermana de Caronte, tampoco tiene muy buena opinión del expolicía, entre otras cosas porque ha de cuidar de la madre de ambos (Julieta Serrano), que padece Alzheimer.
Itziar Atienza es Paula Caronte, y Miriam Giovanelli, la joven abogada Marta Pelayo,
En cada capítulo, Caronte se ve involucrado y va solucionando diferentes casos, no siempre de forma exitosa, junto a Marta Pelayo (Miriam Giovanelli), muy conocida gracias a la serie ‘Física o Química’), una joven letrada de buena familia que logra convencerle de formar equipo, ya que ella posee lo que el valiente expolicía no tiene: educación y contactos. Aurelio (Raúl Tejón), un inspector y antiguo compañero del expolicía, le echará una mano siempre que pueda.
La trama principal recorre los 13 capítulos de esta primera y por ahora única temporada: el protagonista busca pruebas contra quien cree culpable de su desgracia, el comisario Paniagua, inquietante personaje a quien da vida con aterradora ambigüedad el veterano Carlos Hipólito (Madrid, 1956). Como acostumbra a pasar últimamente, los mafiosos rusos y criminales procedentes de Europa del este son aquí los matones de turno.
Carlos Hipólito es el comisario Paniagua, el enemigo del protagonista.
En cada episodio se desarrolla un caso judicial, que Caronte y Marta suelen solucionar satisfactoriamente, aunque el éxito no sea siempre el deseado, como en el tercer capítulo, el de un antiguo compañero de celda del protagonista. Lo cierto es que la serie es entretenida. No en vano ha sido creada por Verónica Fernández, escritora y curtida guionista, cuyo nombre está detrás de series como ‘El Comisario’, ‘El Príncipe’ y ‘Velvet Colección’, entre otras muchas, así como de la reciente ‘Hache’ para Netflix. Y con ella, en el desarrollo de guión han colaborado guionistas como Natxo López (‘Hispania’, ‘Allí abajo’) y Antonio Hernández Centeno (‘Hermanos’, ‘Vivir sin permiso’), con quienes Fernández había trabajado en ‘Ciega a citas’.
Entre los realizadores de la producción se encuentran Joaquín Llamas (‘Antivicio’, ‘Tierra de lobos’), Sandra Gallego (‘Vis a vis’, ‘Los hombres de Paco’, ‘Cuenta atrás’), Alberto Ruiz Rojo (‘Apaches’, ‘La templanza’) y el catalán Jesús Font, bien conocido por series como ‘El comisario’, ‘Gran Nord’, ‘La sagrada família’, ‘Gavilanes’ y ‘R.I.S. Científica’.
En principio, el episodio número seis está previsto que se emita en abierto el lunes 19, en Cuatro. En este capítulo, Paula Caronte recibe una brutal paliza a manos de su marido, Rodrigo, que se da a la fuga. Caronte la acoge a ella y a su sobrina Irene en casa y les ayuda durante el proceso, frente a un juez muy poco sensible. Si el lector no desea esperar y tiene en casa la plataforma Prime Video de Amazon puede verla al completo, y sin cortes publicitarios, claro.
El pasado 17 de noviembre, Filmin estrenó la serie británica ‘The Split’. Con el olfato que acostumbra y los datos de visionado de los usuarios, la plataforma española acaba de estrenar este mes de febrero la segunda temporada de esta producción, creada por Aby Morgan.
Esta escritora galesa de 52 años es la autora de una docena larga de obras de teatro y guionista de películas como ‘La Dama de Hierro’ (2011), ‘Shame’ (‘Vergüenza’, 2011), ‘La mujer invisible’ (2013) y ‘Las sufragistas’ (2015). Paralelamente, y desde el año 2000, también ha escrito para la televisión el libreto de filmes y series, entre estas la premiada ‘The Hour’ (2011), ‘Birdsong’ (2012) y ‘River’ (2015).
En 2018 creó para la BBC ‘The Split’ (podría traducirse como división o partición), un drama protagonizado por una familia de abogadas especializadas en casos de divorcio que la crítica inglesa quiso comparar con ‘The Good Wife’ y ‘The Good Fight’. Sin superar a estas dos excelentes ficciones estadounidenses, ‘The Split’ está a la altura, ofrece un buen entretenimiento a base de casos judiciales y tramas sentimentales de sus personajes, especialmente los femeninos, muy atractivos y bien dibujados.
La línea argumental sigue los pasos de Hannah Stern, una abogada especializada en Derecho de Familia, esa rama del Derecho Civil que incluye los contratos prenupciales, los casos de divorcio y la tutela de los hijos, entre otros temas que aparecen en los diferentes capítulos de la serie. El primer episodio muestra a Hannah en el nuevo bufete de abogados al que se ha incorporado, Noble & Hale, después de abandonar el despacho Defoe, liderado por su madre, Ruth, y su hermana Nina. A este trío de mujeres se suma la hermana menor, Rose, la única que no es abogada, que trabaja donde puede.
A lo largo de los seis episodios de la primera temporada los casos que trata Hannah y sus colegas se centran en un cómico que pelea con su ex-mujer por la custodia de su hijo; un hombre que quiere dejar a su esposa después de 20 años de matrimonio; el contrato prenupcial de un jugador de fútbol; la disputa sobre unos óvulos congelados, y la publicación de una lista de hombres apuntados a una web de ligues y que afecta al esposo de una ministra del Gobierno. En la segunda temporada destaca, especialmente, el caso de una pareja de presentadores famosos, en el que ella desea el divorcio del hombre, un tipo deleznable.
En paralelo, la serie teje la red de historias personales de los personajes. Así, Hannah (Nicola Walker) se debate entre el amor a su marido, Nathan Stern (Stephen Mangan), con quien tiene dos hijas y un hijo, y Christie Carmichael (Barry Atsma), un colega del nuevo bufete a quien le une una antigua relación amorosa.
Sus hermanas también tienen sus problemas: Nina (Annabel Scholey) liga con diferentes hombres, mientras se debate entre la bebida y la cleptomanía, y la menor, Rose (Fiona Button), no encuentra su camino, salvo en su novio, James Cutler, un economista muy formal y religioso, llamado Rudi Dharmalingam, con el que planea casarse, aunque no lo tenga del todo claro.
Ruth Defoe (Deborah Findlay) es la madre y matriarca del clan, además de jefa del bufete, que las ha educado en solitario tras un tormentoso divorcio. Su ex marido y padre de las chicas (Anthony Head) reaparece tras años de misteriosa ausencia y desvela varios misterios. en la primera temporada.
Los protagonistas son sólidos actores de la escena y la televisión inglesa, aunque sus trabajos no han llegado a ser aún populares en España. Así, Nicola Walker (1970) es una veterana intérprete de belleza extraña y penetrantes ojos verdes, que ha intervenido en numerosas películas y series. Entre estas destaca la producción de espionaje ‘Spooks’, ‘Last tango in Halifax’ y ‘Unforgotten’. Mucho menos conocido es su esposo en la ficción, Stephen Mangan (1972), intérprete de la serie de hospitales ‘Green Wing’ y la comedia de situación ‘I’m Alan Partridge’. Su oponente sentimental en ‘The Split’ es Barry Atsma (1972), un atractivo actor holandés, muy popular en los Países Bajos por la telecomedia ‘Rozengeur & Wodka Lime’, que saltó al cine internacional con la película británica ‘Hector y el secreto de la felicidad’ (2014) y de esta, a la serie de la que estamos escribiendo.
Lo cierto es que el conjunto funciona, especialmente los personajes femeninos, muy bien trazados por Aby Morgan y dirigidos con pericia por Jessica Hobbs, una premiada directora neozelandesa que ya había intervenido en la realización de las muy interesantes ‘Broadchurch’ y ‘River’ (ambas, en 2015), y muy especialmente en ‘Apple Tree Yard’ (2017), con Emily Watson y Ben Chaplin. Su buen trabajo al frente de la primera temporada de ‘The Split’ (2018) le valió para ser escogida para dirigir cinco episodios de la última entrega de ‘The Crown’ (2019-2020).
La segunda temporada de ‘The Split’ está dirigida por Joss Agnew y Paula van der Oest, que han filmado tres episodios cada uno. Y aunque se mantiene la mirada femenina de la primera etapa, quizá resulta algo más irregular y descompensada, donde la ambigüedad amorosa y sentimental da paso a opciones y decisiones más tradicionales y menos divertidas. Aún así, no se preocupe el fan, porque habrá tercera temporada de la serie.
Entre las diferentes series y películas que ha estrenado estos días la plataforma Netflix, me lo estoy pasando en grande con la titulada ‘Lupin’. Hay varias razones: remite a un detective literario clásico, tiene al simpático actor negro Omar Sy como protagonista y es muy entretenida.
La trama se centra en las aventuras de Assane Diop, un tipo tan hábil a la hora de disfrazarse o camuflarse, que es capaz de planear y ejecutar el robo de un valioso collar del interior del Museo del Louvre sin que le pillen. Algunas escenas retrospectivas muestran la niñez del personaje y la razón que le ha llevado a convertirse en un ladrón de guante blanco, al mismo tiempo que vemos otras escenas domésticas con su hijo y la madre del niño, de la que parece estar separado.
A lo largo de los primeros cinco episodios en que Netflix ha querido dividir la primera temporada, que consta de 10, el espectador comprueba de forma explícita de dónde le viene la inspiración al protagonista, algo de lo que un inspector de la policía pronto empieza a sospechar: Arsène Lupin, el personaje creado por el novelista francés Maurice Leblanc (1864-1941), un escritor coetáneo de Arthur Conan Doyle (1859-1930), autor de las aventuras del famoso detective de ficción Sherlock Holmes.
Y si la primera novela de este último fue ‘Estudio en escarlata’ (1887), el debut del francés se produjo 20 años más tarde con ‘Arséne Lupin, caballero ladrón’ (1907), si bien el personaje ya había aparecido en una serie de relatos publicados en 1905. De hecho, Leblanc era un reconocido escritor de cuentos cortos desde 1890. La saga completa de novelas del Lupin de Leblanc consta de 20 volúmenes, más varias secuelas autorizadas escritas por Pierre Boileau y Thomas Narcejac.
Como el Lupin literario, una especie de Robin Hood que había estudiado Derecho y Medicina, experto en lenguas clásicas e ilusionismo, en boxeo y esgrima, el protagonista de la serie ha sido creado con elementos similares por el guionista George Kay, co-creador de ‘Criminal’, otra serie de Netflix, y previamente, de un par de episodios de la sensacional ‘Killing Eve’.
Así, Assane Diop es un hombre cultivado y experto en arte, que se mete en la piel de un adinerado coleccionista pero que también puede aparentar ser un trabajador de la limpieza e incluso un chorizo de poca monta, capaz también de desembarazarse de un malvado sin contemplaciones, entrar en una prisión y salir indemne de ella, además de mostrar la ternura de un padre con un niño de corta edad.
Un personaje así no podía ser adjudicado a cualquier actor francés. Y el gran acierto de los responsables de la serie ha sido cambiar de raza al Lupin de inicios del siglo XX para vestirle con los rasgos de Omar Sy, el coprotagonista del filme ‘Intocable’, junto François Cluzet, un papel que le proporcionó un César en 2012 y el salto a la fama, después de años en los que había formado dúo cómico con el también humorista Fred Testot.
El actor, de origen mauritano-senegalés, rasgos inconfundibles y metro noventa de estatura, aporta frescura y simpatía al personaje, con toques de acción, drama y comedia. Tras haber participado en pequeños papeles en filmes de producción internacional (‘X-Men: días del futuro pasado’, ‘Jurassic World’, ‘Inferno’), ahora se consagra con esta serie, de la que sale bien airoso. Ahora habrá que esperar a que Netflix estrene la segunda tanda de cinco episodios que completarán la primera temporada de las peripecias de este Lupin moderno.
Me extraña que en un país como el nuestro, donde el fútbol ocupa horas y horas de televisión, no se haya publicitado mucho más de lo habitual en las producciones de Netflix una serie como ‘Un juego de caballeros’, que narra los orígenes de este deporte. Quizá sea porque ‘The english game’ (su título original) va de mucho más que del balompié.
Vayamos por partes. En el origen de la serie está el británico Julian Fellowes, el oscarizado guionista de ‘Gosford Park’ (2001), autor del libreto de películas como ‘La feria de las vanidades’ (2004), ‘La reina Victoria’ (2009) y ‘The Tourist’ (2010), además de creador de la exitosa serie ‘Downton Abbey’ (2010-2015). Se conoce menos que Fellowes, también novelista, productor y realizador, posee un título de barón y que pertenece al partido conservador, aspectos de su vida que seguro ha sabido aplicar a sus historias. Netflix le fichó para que creara y produjera esta estupenda ficción, que hace disfrutar no sólo a los aficionados al fútbol.
La historia se sitúa en 1879, pocos años después del nacimiento de la Football Association inglesa, que en 1863 había propuesto unas primeras reglas para practicarlo, más allá de dar patadas a un balón y meterlo en una portería. Esta asociación instauró la FA Cup, una competición de eliminación directa, como la actual Copa del Rey, por ejemplo.
Era una época en la que todos los jugadores eran aficionados, en la que equipos de jóvenes aristócratas disfrutaban de lo lindo con aquel ‘juego de caballeros’ y en la que nuevas formaciones, integradas por trabajadores, aspiraban a ganar a los señoritos.
La trama se centra en la rivalidad entre el equipo favorito de la clase alta, Old Etonians, formado por antiguos alumnos del famoso colegio Eton, de donde han salido siempre las élites del Reino Unido, y el Darwen, propiedad del pequeño industrial algodonero James Walsh e integrado por trabajadores de su fábrica. El empresario, un hombre hecho a sí mismo y procedente de la clase baja, deseoso de ganar la copa, decide fichar de tapadillo y pagándoles (algo prohibido entonces) a dos jugadores escoceses, que darán la sorpresa a los estirados caballeros de Eton.
Al frente de estos últimos está Arthur Kinnaird, el capitán y jugador estrella de los Old Etonians, un personaje con un interesante desarrollo a lo largo de la trama. Aquí es donde Fellowes aplica sus conocimientos: este joven aristócrata, hijo de banquero, pasa de un cierto desprecio hacia la clase trabajadora a una progresiva comprensión de sus necesidades, al mismo tiempo que vemos cómo mejora la relación con su joven esposa, maltrecha a raíz de un triste suceso.
Lord Arthur Fitzgerald Kinnaird existió realmente. Fue una de las primeras estrellas del fútbol inglés, ganó cinco veces la FA Cup y fue presidente de la Asociación de Fútbol inglés durante 33 años, desde 1890 hasta su muerte, en 1923, cuando tenía 75 años. Y ciertamente, como apunta en varios momentos la ficción de la serie, desarrolló una posterior labor filantrópica, financiando la creación de varios orfelinatos. Le encarna el atractivo actor inglés Edward Holcroft (1987), hasta ahora un secundario en filmes como ‘Kingsman: servicio secreto’ y ‘Kingsman: el círculo dorado’, así como en las series ‘London Spy’ (2015), ‘Alias Grace’ (2017) y ‘Gunpowder’ (2017).
De la misma forma, Fellowes apuesta también por un buen desarrollo (con diversas licencias narrativas, como es lógico) del otro personaje protagonista (el antagonista), Fergus ‘Fergie’ Suter, uno de los primeros futbolistas profesionales. Nacido en Glasgow, en 1857, hijo de un borracho maltratador, dejó la albañilería por el fútbol para ayudar a su familia a salir de la pobreza. Empezó en el Partick escocés antes de viajar hacia el sur, para jugar, cobrando un pequeño sueldo, con el Darwen, el equipo de esta localidad inglesa del condado de Lancashire.
La narración avanza al tiempo que muestra la difícil relación de Suter con los otros jugadores del equipo, unos aficionados que no cobraban por ello, aunque sí por trabajar en la fábrica de algodón del propietario y su ambigua postura ante una huelga planteada por los operarios cuando el gremio de algodoneros decide recortar unilateralmente los sueldos y que Fellowes dibuja con trazo grueso y sesgado (la postura de los obreros, claro).
La serie incide también en las complicadas relaciones con su padre y su deseo de proteger a su madre y hermanas, así como sus dudas a la hora de fichar por otro equipo que, como ocurre aún en estos días, cuando la lealtad a una camiseta se topa con una oferta económica mayor. El actor escocés Kevin Guthrie (1988), conocido por su buen hacer en las películas ‘Amanece en Edimburgo’ (2014), de Dexter Fletcher, y ‘Sunset Song’ (2015), de Terence Davies, es el encargado de interpretar, y muy bien, a Fergie Suter.
En conclusión, ‘Un juego de caballeros’ es una de esas producciones inglesas perfectamente producida, dirigida, ambientada e interpretada que merece la pena tener en cuenta.